martes, 26 de septiembre de 2017

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YA HEMOS VUELTO AL COLEGIO




Cuando los maestros y maestras,  el día 1 de septiembre soltamos  la maleta del verano, y agarramos el maletín del nuevo curso, no habíamos previsto  encontrarnos con el colegio "patas arriba".
 Sin previo aviso, el dulce olor a goma de borrar que habitualmente descansa en los rincones de las aulas y  que la soledad  guarda como oro en paño para traer a nuestro olfato los recuerdos de los infantes, felizmente olvidados durante el estío; ese olor dulce, había quedado totalmente ignorado por  una tóxica marea de  pintura plástica, que se resbalaba lenta e imprecisa por las paredes. Los pintores, saltimbanquis   protagonistas, danzaban entre  el lioso enjambre de mesas, sillas, pizarras,...
Durante los primeros días, asistimos atónitos a lo que temimos fuera: un comienzo sin fin. Como no quisimos tentar al destino,  las apuestas  para adivinar el  final  de la batalla, quedaron en saco roto.
 Afortunadamente, cuando llegó la mañana del : ¡Bienvenidos a la escuela!, a pesar de que no era la imagen exacta del colegio  que nos gusta tener para ese primer día, de buena manera pudimos recibir y acoger a nuestros chicos y chicas.

Pasados los primeros días, la maquinaria se pone en marcha al ritmo que vamos marcando. En las pizarras ya se leen las tareas y con ilusión se cambia la fecha cada la mañana. Los nuevos alumnos y los de siempre, empiezan a ocupar el espacio, a hacer suyo el recreo, a  invadir la escalera, ya no hay soledad entre los olmos,

Y los maestros vamos también , ajustando nuestro oficio y emprendiendo el camino del curso 17/18, convencidos de que educar es: guiar, acompañar, transmitir, emocionar, orientar, inspirar, indagar, ayudar,... y todo ello, en equipo. Mejor juntos que solos. 

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