EMBAJACOLE - Colegio Embajadores

Reflexionar con nuestros escolares los derechos de los niños, y descubrir   la suerte que tienen   es una tarea fácil. Para ellos y para nosotros sus maestros, acabaría siendo una celebración sino fuera porque nos paramos juntos a pensar en otros niños y niñas que no disfrutan  de nuestra cotidiana seguridad y tranquilidad. 

En la escuela, queremos , sin dañarles en su esperanza, que sean conscientes de lo difícil que es ser niño en países y lugares  desfavorecidos. Saber de lo complicado que es acceder a las vacunas de las  que ellos se quejan, que agradezcan la escuela que tienen, el amor de las familias que les protege, la ley que les ampara ...

Pero el testimonio mayor, para ayudarles a crecer en solidaridad con la infancia, deben "mamarlo" en  la familia , siendo esta,  espejo de lo que reciben en la escuela, enseñándoles desde pequeños  a valorar su calidad de vida, cultivando en sus hijos valores de respeto y trabajo para mejorar el mundo que les rodea. 

Y  por su puesto, por encima  todo, está la sociedad en la que crecen. El envoltorio definitivo a su educación. Es tarea de los adultos y gobernantes, resguardar a la infancia, promulgando leyes que les cuiden, condenando su presencia descontrolada en las redes sociales, vigilando el acoso  publicitario y garantizando que sus derechos se cumplan.

Para nuestro colegio, realizar la CARRERA SOLIDARIA viene siendo una buena costumbre. La colaboración económica, que viene de casa, de su familia, debe ser el primer pretexto para la reflexión. Una aportación fácil, sin diálogo, sin esfuerzo, perdería todo el sentido. Hacer una aportación económica que venga de privarse de aquello que tienen y no valoran, es el significado justo de nuestra carrera.

Si no es así, nunca es tarde para  la conversación y el entendimiento. A los niños, compartir lo que tienen, les resulta, afortunadamente,  mas  fácil que a los adultos. 

Aquí quedan las fotos, para dar testimonio de la actividad. Quede en nuestras conciencias una reflexión responsable y en nuestros corazones la satisfacción de una tarea bien hecha.